Hola queridos lectores, cómo han estado?
Como sabrán, hoy se celebra el día de Pentecostés. En este día, recordamos el momento en el cual los discípulos se encontraban reunidos encerrados, atemorizados, temían tener la misma suerte que Su Maestro. Pero fueron llenos del Espíritu Santo, el Señor les concedió una fortaleza y valentía enorme para poder salir y ser auténticos portadores de la Buena Nueva. Con esa fuerza interior, esa Paz que los colmó se sintieron seguros y confiados para salir al mundo y continuar la Obra del Señor. Repasemos juntos el pasaje bíblico al respecto:
«Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, como de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban, y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran (…) y cada uno los oía hablar en su propia lengua. Todos quedaron muy desconcertados.» (Hecho de los Apóstoles 2, 1-6)
Si bien, siempre ha sido representada con figuras tales como una paloma, brisa suave o fuego, en realidad no dejan de ser meras representaciones. En verdad, el Espíritu Santo es Dios. Sabemos que según dogma de fe, Dios es Trino, es decir, tiene tres «personalidades»: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es uno de los misterios mas difíciles de poder llegar a razonar con la lógica humana limitada con la que contamos. Una vez en un retiro espiritual al que asistí, nos explicaron este Misterio de una forma muy amena y comprensible, que deseo compartir con ustedes en este momento. Así como nosotros tenemos tres «partes» en nuestro ser: mente, cuerpo y alma, Dios también: mente (Padre), cuerpo (Hijo) y Espíritu Santo (alma).
Es así como cuando entregamos nuestro corazón en una oración sincera y de real apertura al poder renovador de Dios, podemos experimentar en nuestro ser Su Presencia. Mas allá de las sensaciones físicas que podamos tener (calor, frío, etc), lo realmente importante son los frutos que deja en nosotros recibir la Presencia Divina en nuestro ser (Paz, Gozo, Tranquilidad, Alegría, Confianza, etc). Así como nosotros lo podemos recibir si tenemos un corazón dispuesto y abierto a dejar actuar la Gracia del Señor, de la misma manera lo recibieron esos discípulos temerosos y escondidos en esa época lejana de la que relata la Sagrada Escritura.
Hoy en día, nosotros somos esos Discípulos atemorizados y encerrados en nuestras casas. Deprimidos, tristes, angustiados con los vaivenes de la vida. Con dudas, incertidumbres, planes que hacemos pero no sabemos si se podrán concretar. Discusiones entre nuestros seres queridos, familias, amistades. Falta de confianza, de amor propio. Falta de seguridad y valentía.
Hoy te vengo a decir que te animes! que el Espíritu Santo ha llegado a tu vida! y si le abres tu corazón en actitud humilde y receptora, podrás experimentar lo mismo que aquellos discípulos de los que habla el Evangelio. Y ya no tendrás mas miedos ni inseguridades, porque muy en el fondo de tu ser, sabrás que el Señor esta dentro de Ti. Que con Su Espíritu te ha colmado de Su Fortaleza y Seguridad, que ha inundado tu Ser de una Paz indescriptible, que ha aliviado tu mente y tus pensamientos, que puedes experimentar como tu ser reposa sobre Su Presencia.
Entregas en El todas tus preocupaciones y temores. Sal y sé Luz, eres un digno discípulo del Señor, y ya tienes la Fortaleza y la Valentía para poder extender su Paz y Amor al mundo, con tus gestos, acciones, palabras. Para que puedas ser una Luz en la Oscuridad, un Faro en medio de la nostalgia, envión para ti mismo y para los que te rodean. Te animo a salir con la frente en alto y la seguridad plena que Dios Espíritu Santo te cuida y te proeje de todo mal y te inunda de Su Amor para poder seguir. No te rindas! Amen!
Autora: Marilyn.