El día de hoy quisiera compartir con ustedes mi experiencia personal en esta Semana Santa que concluye en el día especial del Domingo de Pascua. Para mi ha sido una semana de mucha reflexión interior, de plantearme cosas de mi vida a la luz de la fe, metas a seguir, cosas que hacer, pero principalmente conectarme nuevamente con mi alma, con Dios que habita en mi. Volver nuevamente a la oración, a ese sentirme acompañada por el Señor.. volver a experimentar la presencia del Espíritu Santo en mi corazón. Sentirme como el hijo prodigo que vuelve a los brazos de su padre arrepentido por haberse alejado.
Me emociona sentirme tan amada por Dios. Experimentar Su presencia y que se acuerda de mi en los pequeños gestos de la vida cotidiana. Y lo veo en momentos: quizás el encontrarme con una persona que justo me dijo lo que necesitaba para volver a tomar fuerzas y seguir… ver una película de fe que me hizo reflexionar sobre lo insignificante que es lo material, lo mundano, las riquezas, las posesiones…
He visto «Hermano sol, hermana luna» que cuenta la vida de San Francisco de Asís. Francisco, el nombre que ha elegido nuestro querido Papa, argentino! De mi país. Y ha elegido ese nombre por dicho santo, creo por su humildad, por ese anhelo de despojo, de libertad, de admiración de la naturaleza como creación del Señor. Y más que nada por esa entrega a ser un digno instrumento de Dios en esta vida con el ejemplo, con las acciones en concreto, con los pequeños detalles de solidaridad, generosidad, entrega… así como lo hace el Papa Francisco.
También he participado en la Misa de Pascua, dos horas de intensa oración y recogimiento en el Señor. Ver tantas personas allí participando en la celebración lleno mi alma de gozo. Sentirme parte de una gran familia que es la Iglesia Católica. Sentir que no estoy sola. Darme cuenta que aunque a veces piense que no hay personas comprometidas con la fe o que se vive muy superficialmente y sin compromisos con la vida… aún así … ir a la Iglesia en la Misa de Pascua y verla llena de personas ansiosas por participar en la celebración, con deseos de sentir esa Paz inconfundible que colma el alma hasta saciarla y calma la tempestad en nuestro interior. La Paz de Dios, la presencia del Santo Espíritu en el aire se respiraba, se experimentaba palpable. Como el Señor con la conmemoración de Su Resurrección nos ofrece poder renacer, y tener nueva vida a partir de Su Perdón, de Su Redención.
También me hizo muy bien el Sacramento de la Reconciliación, la confesión antes de la Misa, me hizo sentir aliviada, perdonada por el Señor. Limpia para estar en Su Presencia Santa y así no sentir esa culpa, ese sentimiento de indigna ante Sus ojos. Además que los sacerdotes son instrumentos de Dios, asique a través de sus palabras nos está hablando el Señor. Sus consejos son muy sabios y útiles para tenerlos en cuenta. Por eso te animo a buscar a un sacerdote confesor con el que te sientas cómodo para hablar, para confesarte. Te aliento a buscar una Iglesia en la cual te sientas parte, te sientas comunidad, ese sentimiento de familia. La Iglesia Católica es realmente nuestro segundo hogar. Así lo siento. Y eso es tan hermoso!
Realmente es maravilloso ver a las personas como nuestros hermanos, como nuestros pares, todos hijos del mismo Padre. Ver los pequeños gestos, los pequeños detalles de bondad que inundan el mundo. Solo hay que agudizar más la vista y verlos. Y así nunca perder la esperanza que el mundo no es todo oscuridad, no es todo maldad. Hay muchas personas buenas y de buen corazón. Centrarnos en los detalles, en lo profundo del interior y no en la superficie de las personas o de las acciones.
Es tan hermoso sentirme instrumento de Dios. Es maravilloso sentir que mi vida tiene un sentido, y que ese sentido es vivir por y para Dios. Que El me sostiene y me da la fortaleza necesaria para poder atravesar momentos de desánimo difíciles, de Su mano. Para que no caiga, El me sostiene. Aunque me esté ahogando en las aguas agitadas de un mar embravecido, El está ahí para que no caiga. Me sostiene. Es mi Refugio, mi Fortaleza, mi Bálsamo. Alivia mi alma y mi pesar.
Anhelo que se haga en mi vida las palabras que San Francisco de Asís pronunció: «Haz de mi Señor un instrumento de Tu Paz. Donde haya odio, ponga yo amor. Donde haya discordia ponga yo unión. Perdonar para ser perdonado» Amen!!
Autora: Marilyn